
El patrimonio arqueológico y artístico de Chame, así como su riqueza en tradiciones, leyendas y cuentos es realmente excepcional. En un territorio de apenas 352.9 kms 2 donde podemos hallar una gran variedad de tumbas, petroglijos , entierros y manifestaciones culturales.
Desde las misteriosas cimas del cerro Chame hasta la sobrecogedora llanura costera, los atractivos de nuestros antecesores le ofrecen a nuestros visitantes una amplísima y variada oferta que permite satisfacer todos los gustos por la historia y el pasado.
Una puerta de entrada que nos remonta a las tradiciones funerarias de nuestros antepasados con tumbas aún selladas que se transforman en joyas sin pulir convirtiéndose en avatares históricos que tienen sus reflejos en esas extraordinarias cuevas y sitios de entierro que abundan en su territorio. La presencia de petroglifos, tiestos, pinturas y herramientas líticas también se puede rememorar como manifestaciones artísticas aún vigentes hasta nuestros días.
El descubrimiento por casualidad de las cuevas del Cerro Chame entra a formar parte de la historia de este distrito en tiempos recientes, aunque desgraciadamente de una forma tan rápida como dramática. La razón no es otra que la desaparición de un gran número de restos arqueológicos debido a los saqueos que han causado desafortunadamente, la destrucción de elementos que podrían brindarnos una visión más clara del comportamiento y formas de vida de nuestros primeros pobladores.
Su conjunto arqueológico que no ha recibido el reconocimiento de ningún estudioso en la materia, posee una singular particularidad que erigen sus yacimientos en el panorama de la cultura chamera, como un ejemplo a destacar estribar en la posibilidad que nos ofrecen sus entierros, de recorrer una buena parte de la historia de este pueblo, no sólo aprendiendo una lección magistral de nuestro pasado prehispánico, sino que los elementos arqueológicos de las culturas anteriores nos permiten, seguir la traza histórica hasta bien entrado nuestro pasado, atestiguando sin duda el legado excepcional y el esplendor de un pueblo que hoy yace olvidado.
Cerro Chame
Una hermosa vista y la tragedia se dan la mano en este santuario histórico. Utilizado como sitio ceremonial, tal vez por las familias adineradas de las tribus circundantes, el cerro Chame sirvió como un refugio a la otra vida.
Durante siglos sus restos quedaron sepultados bajo un manto de roca y tierra, hasta que la codicia devoró su opulencia en un aterrador desenfreno de búsqueda de riqueza. Hoy a pesar de los daños a sus tumbas, ofrece un grato y apasionante viaje al pasado.

Petroglifos en Bejuco
Tan solo unos cuantos kilómetros lo separan del poblado de Bejuco y han permanecido por mucho tiempo desapercibido de la presencia humana.
Es muy difícil el poder imaginarse como fueron elaborados, la edad que tienen y sobre todo por quien fueron construidos. Pero es innegable que causan mucha fascinación y que estos temas arqueológicos cada vez toman mayor importancia en todo el país germinando el respeto por el patrimonio histórico y artístico, así como cultivar la idea de que los actuales objetos cotidianos son fuente de información histórica para las generaciones venideras.
Sus increíbles formas donde simbolizan animales y figuras geométricas empiezan esta historia hace miles de años atrás inmortalizándose en un material duro de mucha fagilidad.
Petroglifos Quebrada el Mono
Sin duda alguna esto es lo más difícil de responder es sobre su significado por no contar con estudio alguno que pueda indicar a quien corresponden, en que año probablemente se hicieron y que los llevó a dibujarlos, será imposible saber su significado exacto.
Incluso es aún difícil que al no tener acceso a los contextos de su elaboración sea imposible una traducción cultural en nuestros propios términos y por lo tanto llegar a una explicación adecuada.
Un sitio como este es un patrimonio de incalculable valor para la sociedad, es parte de la herencia cultural que nos legaron nuestros antepasados y es un testimonio extraordinario que nos permite reconstruir el pasado y ahondar en el conocimiento de nuestra propia naturaleza humana.